Copiapó turístico

COPIAPO TURÍSTICO

Capital de la III Región de Atacama, se extiende en la ribera norte del río Copiapó, siguiendo la línea de la costanera que bordea el río. Esta avenida, llamada Copayapu, en honor al nombre original dado al valle por los nativos diaguitas, conecta con los pueblos del interior y con la Carretera Panamericana, y a lo largo de ella se encuentran los más importantes testimonios de la historia de la ciudad y la región.

Zona ocupada originalmente por tribus diaguitas, es descubierta por don Diego de Almagro en 1536 y su primera villa fundada por don Francisco Cortés y Cartabio en 1774, con el nombre de San Francisco de la Selva. Con el descubrimiento del fabuloso mineral de plata de Chañarcillo, en 1832, se produce un extraordinario auge en toda la región y en Copiapó se desarrollan construcciones y obras de adelanto de gran importancia, cuya riqueza se puede observar en aquellas que perduran hasta hoy.


Avanzando por la avenida Copayapu, desde el norte, se encuentra la sede de la Universidad de Atacama, con su edificio neoclásico levantado en 1857 y donde originalmente funcionó la Escuela de Minas; en este lugar se exhibe la Locomotora Copiapó, del primer ferrocarril construido en Sudamérica, cuyo recorrido entre Copiapó y Caldera se inauguró en 1851.

Siguiendo hacia la ciudad se puede visitar Villa Viña de Cristo, con su palacio construido en 1860 por un magnate minero, en su tiempo la mansión más elegante de Copiapó y hoy perteneciente a la Universidad de Atacama. Al llegar a la Alameda M.A. Matta se puede ver la Iglesia de San Francisco, fundada en 1662, y detrás de ella, en las calles Rancagua y Atacama, se puede visitar la casa Matta, construcción neoclásica que alberga el Museo Regional con sus interesantes colecciones prehistóricas e históricas regionales.

Otros lugares de interés son: la avenida M.A. Matta, donde se encuentra la Cripta de los Héroes muertos en la Guerra del Pacifico, la antigua casa de empleados del ferrocarril y la estatua de Juan Godoy, descubridor del mineral de Chañarcillo; la Plaza Arturo Prat, antigua Plaza de Armas, con sus hermosos pimientos plantados el siglo pasado, su bella fuente de mármol y sus estatuas que representan las cuatro estaciones del año; la Iglesia Catedral, a un costado de la plaza, y el Museo Mineralógico, el más completo del país.

Saliendo de la ciudad por el valle hacia el este se encuentra la ciudad de Tierra Amarilla; las casas e iglesia de Nantoco, antiguas casa de campo que pueden ser visitadas; el Pueblo de San Antonio y Viña del Cerro, antiguo centro metalúrgico incaico. Siguiendo la Carretera Panamericana hacia el norte se encuentra el puerto pesquero y minero de Caldera, con sus antiguas construcciones y hoy transformado en el balneario más importante de la región.

Aves marinas en Caldera


A 9 km al sur, Bahía Inglesa, con playas de tibias aguas, consideradas entre las más hermosas y mejores del país.  


Puerto de Caldera, actual Puerto Turístico e Industrial de la Región de Atacama 


Caldera, zona de la marina protegida


Desierto Florido Bahía Inglesa

Copiapó del 1852, por el Viajero Aleman Paul Treutler


Proveniente de Silesia, nacido en 1822 en Waldenburg, Paul Treutler creció en una familia de ricos mineros. Estudió ingeniería en minas y dirigió la explotación de los yacimientos familiares. En 1851 visitó Londres, donde tuvo la oportunidad de apreciar los diamantes de plata del mineral de Chañarcillo. Decidido a explotar vetas como aquella, Treutler arribó ese mismo año a Valparaíso, donde recorrió gran parte de nuestro país, llegando el año 1852 a Copiapó donde realiza una descripción detallada del apogeo minero que se encontraba la región en esa época.

A continuación les dejamos una descripción de su estadía en Copiapó realizada por este Viajero en su libro "Andanzas de un Aleman en Chile".


Copiapó según Paul Treutler en 1852:

Desde la estación de ferrocarril me dirigió hacia al hotel que me habían recomendado. El "Hotel de Comercio" perteneció a un italiano de apellido Menelli y aquí por suerte encontré un hospedaje. Este hotel era un edificio viejo y ruinoso, construido completamente de adobe, de un comedor y alrededor de ocho habitaciones, pero todas sin ventanas; la luz solamente podría entrar por las puertas, para no estar en la oscuridad, había que encender la lámpara o dejar la puerta abierta, que no era muy recomendable por la gran cantidad de zancudos.

Apenas se distribuyó la noticia, que llegó un alemán, inmediatamente aparecieron mis compatriotas de Copiapó para saludarme. Eso eran los señores Georg Huneus, dueño de minas, Felix Engelhardt, Louis Schnackenberg und Adolph Schwarzenberg, todos ingenieros en minas de Kassel, Wilhelm y Herrmann Schmidt comerciantes de Hamburgo, David Levingston prestamista de Posen, Horace Lutschannig químico de Trieste y los hermanos Erdmann de Waldenburg (Silesia) también dueños de minas, viviendo en las cercanías de Copiapó, que eran amigos míos de la juventud. Estuvimos reunidos hasta la madrugada.

Apenas me quedó dormido, desperté por un ruido bastante desagradable, ratones ocuparon mi cama y se movieron con gran familiaridad encima de la frazada, igualmente sentí fuertes picazones en todas las partes de mi cuerpo y descubrí que la cama estaba llena de bichos. Después de mandar los ratones hacia donde vinieron y tapando las cuevas yo cubrí toda la cama con una capa de polvo insecticida y me acosté para dormir muy profundo.

Mi hotel se ubicó cerca del río, cual en este sector forma un pantano de 300 pies(100m) de ancho, 1.500 pies (500m) de longitud, lleno de totora de 12 hasta 18 pies (3,60m hasta 5,40m)de altura. Después de cruzar este pantano por un terraplén hecho por escombros nos encontrábamos al pie de la cadena montañosa ubicada hacia al sur de la ciudad. Los cerros aquí tienen pendientes sin vegetación y hasta arriba están cubiertos por arena y escombros, las cumbres rocosas dominan en una forma pintoresca las alturas sobre 1000 pies (300m).

Desde la estación ferrocarril se prolongó perpendicular del valle una calle bonita orillada con álamos italianos de un cerro hacia al otro "La Alameda". Alameda, significa paseo publico, donde los domingos se dan conciertos de música militar y los habitantes buscan la sombra de los árboles para refrescarse.

Desde la Alameda se extienden los sectores principales de la ciudad hacia al este, en cuatro calles paralelas y rectas. El centro de la ciudad es formado por una plaza grande, donde al lado oeste se ubica la iglesia principal y al frente un edificio del gobierno, el cuartel y las cárceles. En el medio de la plaza se elevó una estatua de bronce, mostrando un minero con barreta y combo en las manos, cual se erigió a honor del minero Juan Godoi, cual en el año 1832 descubrió el famoso distrito de plata Chañarcillo, pero igual que algunos famosos personajes europeos, falleció en miseria y pobreza.

Llegando al pie de los cerros visitábamos el cementerio de Copiapó, donde se encuentran algunos monumentos interesantes y después regresábamos a la ciudad por el camino elevado encima de un terraplén, que traspasa el pantano.

Todas las calles se conforman de líneas cerradas de casas, pero hacia atrás tienen jardines, cuales se usa como refugio durante de los frecuentes terremotos, y adonde se escapa durante de los primeros síntomas del movimiento. A causa de este fenómeno horrible casi no existían casas de dos pisos o de ladrillos; solo construcciones de adobes con marcos de madera y amarados con tiros de cortezas de palmeras, y rellenados con una capa de barro mojado. Los techos eran de totora amarada con una capa de barro mojado encima. La mayoría de las casas no tienen ventanas, solamente puertas, cuales para iluminar la casa casi siempre se encontraban abiertas. Todas las casas estaban pintadas de color blanco y según decreto policial la pintura debería ser renovada antes de la fiesta patria en 18 de Septiembre cual se celebran a honor de la declaración de independencia de España en el año 1818. Pero por el cielo siempre claro y los fuertes rayos de sol, la situación para la vista era muy incomodo y eso se empeoró por las densas nubes de polvo y sal cuales se levantaron por el viento fuerte de las calles no pavimentadas.

Cada gota de agua aquí tenía un gran valor, un gran grupo de empleados públicos tenía solo la función vigilar el agua y supervisar su distribución a los diferentes predios cuales tenían una acequia con una cierre, las penas por el robo de agua eran altas; agua potable llegó a las casas en barriles transportadas por burros.

Una verdadera demostración de la civilización de la ciudad era la iluminación completa por gas, las calles mayores eran pavimentadas y con veredas.

Posibilidades de diversión y distracción había poco en Copiapó; existió solamente un café, el Tivoli, ubicado en el barrio La Chimba, el dueño era el viejo Grandi, un ex miembro de la ópera italiana. Además Copiapó cuenta con un aceptable teatro."


Vista nocturna de Copiapó desde el cerro La Cruz. 


Imágenes de Copiapó 


Entrada a Copiapó Vallenar  

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